VENEZUELA
Y LA SUSTENTABILIDAD URBANA
M. Sc. Ing. Daniel E. Morillo H.
En 1992, durante la
celebración de la Cumbre de la Tierra, realizada en Rio de Janeiro (Brasil), se
define por primera vez el término “Desarrollo Sustentable”, teniendo como punto central la gente, en el sentido más amplio, al ser su
objetivo principal el mejoramiento de la calidad de vida del hombre y estando fundamentado
en la conservación, en el respeto por la capacidad de la naturaleza, para el
suministro de recursos y servicios para el mantenimiento de la vida.
Nuestra
constitución también recoge este concepto y lo plasma en su articulado al decir
que, “Es
un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener el ambiente en
beneficio de sí misma y del mundo futuro….”, igualmente lo hace política de Estado al establecer
que “El
Estado desarrollará una política de ordenación del territorio atendiendo a las realidades
ecológicas, geográficas, poblacionales, sociales, culturales, económicas,
políticas, de acuerdo con las premisas del desarrollo sustentable…”.
Autores importantes han afirmado de forma muy atinada que en las ciudades se ganará o se perderá la batalla por la
sostenibilidad; relacionando la supervivencia de la población del planeta, en
especial la población urbana, con el consumo de los recursos naturales y muchas
veces, su derroche innecesario.
La sustentabilidad
urbana es definida como aquella que permite a una ciudad llegar a obtener una
elevada y continuada calidad de vida en sus habitantes, con escenarios
ecológicamente aceptables en todos los ámbitos, sin deteriorar el entorno
natural y estando estrechamente relacionada con la
sustentabilidad social y el desarrollo humano.
Analizando la
situación de nuestras ciudades nos damos cuenta que todos; incluidas las
instancias de gobierno (nacional, regional y local), así como la sociedad en
general, debemos repensar el modelo actual de estilo de vida que se lleva en
ellas, donde encontramos patrones urbanos no planificados, ciudades muy dispersas,
en las cuales la población se ve obligada, dada sus necesidades más
apremiantes, a ocupar de forma anárquica e ilegal nuevos espacios, muchas veces
inadecuados; donde el transporte privado e individual está por encima del
público, el cual presta en la gran mayoría de los casos, servicios deficientes,
de forma desordenada y con unidades obsoletas y/o inadecuadas; y donde la
inseguridad imperante obliga a los ciudadanos a estar prácticamente presos en
sus hogares.
Para tratar de revertir esta situación debemos actuar urgentemente y con decisión
sobre los asentamientos informales y dejar de promover esta nefasta práctica
ciudadana; resolver los problemas ocasionados por una ineficaz dotación de servicios
públicos básicos tales como acueductos, cloacas y drenajes; promover equipamientos
sociales con un aumento de las áreas verdes las cuales deben estar protegidas; analizar
y resolver la problemática de la movilidad y el transporte tanto privado como
público, mejorando el servicio de este último.
Igualmente se debe analizar el consumo de recursos naturales y promover a
través de la educación y en todos sus niveles la racionalidad en su uso; atender
el tema de la producción de desechos sólidos y promover en la ciudadanía, con
campañas eficientes, la clasificación por la naturaleza de los mismos; prestar
mucha atención a la producción de contaminantes atmosféricos de todo tipo
(polvo, humo, gases, entre otros); comprometerse con establecer políticas para
mejorar de una manera sustancial, la seguridad de todo tipo; desarrollar
políticas de prevención ante los desastres naturales, los cuales vemos cada día
con mayor frecuencia, e institucionalizar la urbanización sustentable,
aumentando y promoviendo la planificación urbana con un control y una
evaluación constante por parte de todos, ciudadanos, organizaciones y gobierno.
Por todo esto deberíamos promover la reducción del consumo de recursos
naturales, disminuyendo la probabilidad de su colapso para las generaciones
futuras; el reciclar, reusar, recuperar, rehabilitar y renovar a todos los
niveles, desde nuestro hogar y hasta muchas edificaciones que actualmente se
encuentran en estado de abandono y que pueden servir de ayuda a la comunidad al
acometer este tipo de trabajos.
Igualmente, cambiar nuestros patrones de consumo los cuales están
orientados hacia el derroche; una educación ambientalista y la planificación a
mediano y largo plazo, dejando de lado la inmediatez; para lograr alcanzar la
tan anhelada sustentabilidad urbana.
Bibliografía.
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López
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