martes, 23 de junio de 2015

LA ORGANIZACIÓN.

M. Sc. Ing. Daniel Morillo

1.- Concepto.

Una organización puede ser definida, según Chiavenato (2009), como un conjunto de personas que interactúan juntas y dividen las actividades que realizan dentro de ella, en una forma adecuada para alcanzar un propósito común previamente establecido. Es la interrelación entre los órganos y las tareas dentro de una organización.

Por su parte Robbins (2004), establece que es una unidad social, coordinada conscientemente, compuesta por dos o más  personas, que funciona con una base de relativa continuidad para lograr una meta común o una serie de metas. De igual manera Hodge, Anthony y Gales citados por Muñoz y Nevado (2007), la definen como un sistema humano de cooperación y coordinación integrados dentro de límites definidos con el fin de alcanzar metas compartidas. 

Considero entonces, que una organización es aquel sistema o conjunto abierto, conformado por individuos agrupados para alcanzar uno o varios fines en común, al generar un bien o prestar algún servicio, que deben dividir, agrupar y coordinar las actividades o tareas desempeñadas por cada uno de ellos, las cuales deben estar normalizadas en sus procesos, resultados y habilidades de quien las desempeñe, respetando las líneas formales de responsabilidad y comunicación.

2.- Estructura organizacional.

Mintzberg (2005), define la estructura de cualquier organización como el conjunto de todas las formas en que se divide el trabajo en tareas distintas, consiguiendo luego la coordinación de las mismas, y que cuenta con cinco mecanismos de control (adaptación mutua, supervisión directa, normalización de los procesos de trabajo, de los resultados del trabajo y de las habilidades del trabajador), que son sus elementos fundamentales y constituyen el aglutinante que la mantiene unida.

La estructura organizacional puede ser definida según Alonso y Ocegueda (2006) como, un sistema integrado por individuos, en el cual sus actividades son planeadas, coordinadas y controladas, que están dirigidas hacia la producción de bienes o la prestación de servicios y que están constituidas además de personas por recursos físicos y materiales, financieros, tecnológicos, y de mercadeo, entre otros.

Robbins (2004), establece que la estructura organizacional es cómo se dividen, agrupan y coordinan formalmente las tareas en el trabajo y viene representada por el organigrama, que muestra las relaciones de autoridad, los canales formales de comunicación, los equipos de trabajo, departamentos o divisiones, así como las líneas formales de responsabilidad.

Para Lusthaus y col (2002), podemos entender la estructura organizacional  como la capacidad de una organización de dividir el trabajo y asignar funciones y responsabilidades a personas y grupos dentro de la organización, así como el proceso mediante el cual la organización trata de coordinar su labor y sus grupos.

3.- Elementos claves.

Dentro de la estructura organizacional podemos distinguir seis elementos claves, a saber:
·         La especialización del trabajo, entendida como el grado en el cual se dividen las tareas.
·         La departamentalización, definida como la base con la cual se agrupan los trabajos dentro de la organización.
·         La cadena de mando, conceptualizada como la línea continúa de autoridad desde la parte superior hasta la última posición dentro del vigente organigrama de la organización.
·         El tramo de control, conocido como el número de subordinados o supervisados que un administrador de la organización, puede dirigir con eficacia y eficiencia.
·         La centralización y descentralización, definidas como la concentración en la toma de decisiones, en el primer caso; y la delegación de las decisiones a los empleados de todo nivel dentro de la organización, y
·         La formalización, que es el grado en que los puestos dentro de una organización se estandarizan.

4.- Diseño organizacional.

Dentro de los diseños organizacionales más comunes encontramos las organizaciones de estructura simple, donde podemos encontrar bajo grado de departamentalización, grandes tramos de control, autoridad centralizada en una sola persona y poca formalización, como puede observarse en la figura No. 1; la organización tipo burocrática, donde se puede observar que es altamente rutinaria a través de la especialización, los reglamentos y las normativas, es muy formalizada, las tareas se agrupan en departamentos funcionales, la autoridad es centralizada, los tramos de control son estrechos y la toma de decisiones siguen la cadena de mando, la cual puede verse en la figura No. 2.

Figura No.1
Estructura simple
Fuente: Elaboración propia.


Figura No. 2
Estructura Burocrática
Fuente: Elaboración propia.

Así mismo tenemos las organizaciones que presentan una estructura matricial, que como puede observarse en la figura No. 3, crea líneas duales de autoridad, combina la departamentalización funcional y la del producto, rompe con el concepto de unidad de mando, presenta habilidad de facilitar la coordinación cuando la organización tiene múltiples actividades, se mejora la comunicación y es más flexible.

Figura No. 3
Estructura Matricial
Fuente: Elaboración propia.

Recientemente entre diversos autores podemos ver otras estructuras organizacionales como la organización virtual, en la cual se observa una pequeña organización central que contrata para llevar a cabo la mayoría de las funciones de su negocio; y la organización sin fronteras la cual es una organización que busca eliminar la cadena de mando, tiene tramos de control limitados y remplaza los departamentos con equipos facultados.

Todos estos tipos de organizaciones tienen sus pro y sus contra, por lo que, dependiendo de los fines perseguidos y las convicciones de sus miembros, se debe adoptar la que más se adapte a ellos, tomando los beneficios que puedan aportarles y desechando los inconvenientes que pudieren entorpecer una buena función organizacional.

En conclusión podemos afirmar que cualquier forma que el ser humano emplee para organizarse, con el fin de llevar a cabo una actividad de cualquier tipo, debe pasar por un proceso de cabal estudio del tipo de organización de desea llevar a cabo, tomando en consideración aspectos tales como las relaciones entre sus miembros, el grado de subordinación entre ellos, los fines o metas perseguidos, sus objetivos en el corto, mediano y largo plazo, las funciones y responsabilidades de cada uno de ellos, los canales formales de comunicación y la formación de los equipos de trabajo, entre otros.  


BIBLIORAFÍA
·                     ALONSO, Enrique y OCEGUEDA, Vicente. (2006). “Teoría de las organizaciones”. Umbral Editorial S. A. de C. V. México. 285 págs. (htt/www.books.google.co.ve, consulta: 15/02/2012 hora: 3:00 pm).
·                     CHIAVENATO, Idalberto. (2009). “Comportamiento organizacional. La dinámica del éxito en las organizaciones”. 2da. Edición. McGraw – Hill / Interamericana Editores, S. A. de C. V. México. 511 págs.
·                     MINTZBERG, Henry. (2005). “La estructuración de las organizaciones”. Editorial Ariel, S. A. Barcelona. España. 365 págs.
·                     MORILLO, Daniel. (2012). “Planificación estratégica aplicada a la gestión de proyectos de rehabilitación vial urbana ejecutados por la Alcaldía del Municipio Maracaibo”. Universidad del Zulia. Venezuela. 340 págs.
·                     MUÑOZ, Rosa y NEVADO, Domingo. (2007). “El desarrollo de las organizaciones del siglo XXI. Editorial Especial Directivo. Madrid, España. 220 págs.
·                     ROBBINS, Stephen P. (2004). “Comportamiento organizacional”. 10ma. Edición. Pearson Educación de México. S. A. de C. V. México. 704 págs.


sábado, 6 de junio de 2015

Hoy tengo el gusto de publicar otro de los artículos elaborados por mis ex alumnos del postgrado de Gerencia de Proyectos de Construcción de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad del Zulia.  


TECNOLOGÍA DOMÓTICA E INMÓTICA.
INGENIERÍA ELECTRÓNICA PARA LA ARQUITECTURA

Arq. Nolvis Urdaneta
C.I.: 18.624.301 


     Para los que nos encontramos insertos en el área de la construcción; el constante crecimiento demográfico, los efectos del cambio climático y la necesidad de crear ciudades sostenibles, han generado un debate sobre ¿cuál debe ser el modelo de ciudad que hemos de construir?. Un desafío en el que juegan un papel clave  ingenieros, arquitectos y urbanistas. ¿Cuáles son las claves para la transformación urbana? Tal vez una clave y parte de la respuesta a esta interrogante, podría estar relacionada con el surgimiento de la ARQUITECTURA INTELIGENTE.

     Este concepto de arquitectura nace en la década de los años setenta en Estados Unidos, por el inicio de la crisis aguda del petróleo y el aumento de los combustibles fósiles. La también llamada arquitectura domótica o inmótica, fue el resultado de la búsqueda de una solución ante la crisis y la inseguridad que desde ese entonces, sigue afectando a los países de América y todo el mundo.

     La arquitectura inteligente (Construcción + Tecnología + Energía Renovable), derivada de la integración de la construcción, la tecnología y los novedosos sistemas de provisión de energía, está basada en sistemas de aplicaciones electromecánicas de control de elementos claves en climatización y seguridad en los espacios, obteniendo como resultado espacios arquitectónicos mucho más confortables para el usuario. Se bifurca en dos ramas la DOMÓTICA orientada al área residencial y la INMÓTICA dirigida a inmuebles de mayor envergadura (hoteles, hospitales, polideportivos, entre otros), lo cual no significa que tecnología y productos implementados para la inmótica, no pueden aplicarse en vivienda y viceversa.

     La operación de un edificio inteligente integra los sistemas y subsistemas  tecnológicos horizontal y verticalmente. Esta integración domótica o inmótica,  permite que la información sobre el funcionamiento del edificio pueda ser utilizada por todos los sistemas, independientemente del sistema que genere la información (INTEGRACIÓN HORIZONTAL), y que el sistema de decisión contemple el detalle o la agregación de información de cada subsistema (INTEGRACIÓN VERTICAL). La información se hace ubicua para todos los sistemas y para sus ocupantes u operadores, a nivel físico, lógico y aplicativo.

     Los edificios inteligentes reconocen y reflejan los avances y la convergencia de los sistemas individuales, sus elementos comunes y la funcionalidad adicional que proporciona la integración. Los cimientos de los sistemas de un edificio inteligente son: cableado estructurado, protocolos de red abiertos y bases de datos estandarizadas.

     Dentro de la domótica e inmótica podemos encontrar sistemas especializados en control automático de elementos, tales como: Iluminación, sistemas de climatización artificial y natural, circulación vertical; ascensores, montacargas y escalares eléctricas; control de acceso remoto, circuito cerrado, sistemas de suministro y ahorro de energía, sistemas antirrobo y seguridad perimetral, sistemas anti-incendios, seguridad informática, control sanitario y sistemas de quiebre de vidrios, entre otros.

     Antes de realizar el diseño de un edifico inteligente, debemos de procurar realizar el estudio de costo adecuado, teniendo en cuenta los siguientes puntos: El aumento del presupuesto, incremento de productividad, gestión energética y de mantenimiento, las mejores comodidades y la oferta del mercado en cuanto a la economía y los equipos.

Las ventajas que se encuentran en el diseño domótico e inmótico son: El incremento de la seguridad de nuestros espacios, la reducción de costos con grandes resultados de optimización, mayor eficiencia en los servicios de mantenimiento, mejor calidad de vida con el ajuste de la climatización, entre otras ventajas.

     Con la construcción de edificios inteligentes todo el mundo gana. El valor del edificio aumenta para los promotores inmobiliarios y los propietarios. Para los administradores de propiedades e instalaciones, estos edificios  ofrecen subsistemas de gestión más eficaces y más eficientes, tales como la racionalización de la gestión global del edificio.  Para los arquitectos, ingenieros y contratistas, permiten combinar el diseño y la construcción con el consiguiente ahorro en la gestión global del proyecto.

     Los edificios inteligentes proporcionan el enfoque más eficiente en costos para el despliegue de los sistemas tecnológicos para edificios. La forma tradicional de planear y construir un edificio es diseñar, instalar y operar cada sistema por separado. Un edificio inteligente integral basa su diseño e instalación en la integración de todos los sistemas. Este proceso reduce las ineficiencias en las fases de diseño y construcción, ahorrando tiempo y dinero.

     Los edificios inteligentes también constituyen un elemento crítico en la sostenibilidad energética. Los sistemas de automatización que forman parte de un edificio inteligente, como los de gestión de climatización, medición y gestión energética, control de soleamiento y control de la iluminación; juegan un rol protagonista en la definición de la eficiencia energética real del inmueble.

     La tecnología domótica e inmótica permite que los arquitectos cuenten con opciones diversas para su creatividad y a la vez estar acorde con esta era de cuidado ambiental.

“La función de la arquitectura y del diseño no se limita a lo iconográfico. Su papel como agente transformador en las relaciones sociales y laborales puede ser clave”.