Este día, siguiendo con la publicación de los artículos elaborados por los maestrantes dentro de la cátedra de Gestión tecnológica del programa de posgrado de la Facultad de Arquitectura y Diseño de LUZ, presento el artículo del Ing. Juan González, sobre un nuevo material, el concreto fosforescente.
El Concreto y la Luz
se venden en uno sólo, eficiencia
energética.
JUAN LUIS GONZÁLEZ POLANCO
CI: 20.380.952
A fin de brindar una mayor funcionalidad y
versatilidad, a los nuevos espacios y en el desarrollo de modelos inteligentes
de la construcción que vayan íntimamente relacionados con la eficiencia
energética, se han implementado nuevos materiales que poseen una o más
propiedades modificadas, de manera controlada y parcial, por estímulos externos
como radiación, temperatura, pH, humedad, viento, entre otros factores
ambientales.
El cemento
como elemento fundamental del concreto es considerado en la industria de la
construcción como un material pasivo, con características como aglomerante y
adhesivo y generalmente estructural. La tarea hoy día es “darle” al cemento
blanco la capacidad y la funcionalidad de generar energía y, en este caso
específico, dar luz.
El
doctor en ciencias José Carlos Rubio, de la Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo en México, es el
creador del cemento fosforescente. Un cemento que tiene como capacidad esencial
emitir luz hasta por 12 horas e iluminar una carretera, un camino, un
estacionamiento, un patio o incluso una fachada de un edificio, y pensando en
aplicaciones menores en un baño, en un piso o en una piscina.
En
los estudios preliminares para saber si había alguna investigación relacionada
con su tema, Rubio y su equipo detectaron que en la industria de la
fotoluminiscencia la generación de este tipo de luz se enfocaba en la industria
del plástico, de juguetes y aparatos eléctricos, y la industria del cemento
estaba abandonada y ahí radica su potencial. Según el investigador, la
producción anual de cemento a nivel mundial es unos 4 billones de toneladas y
este elemento, después del agua, es considerado el material más utilizado por
la sociedad, por lo que es importante darle mayor funcionalidad.
Su
principal objetivo es hacer fosforescente el cemento; es decir, darle “cierta
capacidad de absorber luz” y esa característica se obtiene mediante un proceso
de poli condensación de materias primas. La absorción de luz busca darle al
cemento, la principal modificación y contribución a la tecnología, era parcial
y no total; no ofrecer el cemento transparente, pero sí cambiar esa posibilidad
en su interior. Para ello modificaron las características del cemento para que
absorbiera su superficie cierto nivel de energía y luz, las ondas
electromagnéticas, para que se cargara y posteriormente pudiera emitir luz.
El
especialista en materiales por el Centro de Investigación y de Estudios
Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Unidad Querétaro, indicó
que cualquier fuente de luz que el material reciba es capaz de “cargar” al
cemento, pero cuanto mayor sea el nivel de intensidad es mejor, y en este caso
la luz solar cumple con esa capacidad, además de que en su espectro abarca la
luz ultravioleta, la de más provecho para sus propósitos.
Mediante
la modificación que le practicó al cemento, Rubio evitó la deformación,
decoloración y cristalización que se da regularmente en la industria del
plástico, y de paso le dio fortaleza a su cemento, el cual tendrá una duración
de 100 años, ya que la radiación solar no le hace absolutamente nada.
Las
investigaciones revelaron que el cemento
es de cinco a siete veces más caro y por eso actualmente trabaja en su
optimización e intenta “reducir costos lo más que se pueda, pero sin bajar la
calidad, para que llegue al mercado con la mayor amplitud y a todos los
sectores”.
La
mayor propuesta para su aplicación es como recubrimiento en adoquines o
mosaicos, que llevarían sólo una película muy delgada, ya que no se requiere
que toda la masa sea de concreto fosforescente, sino sólo una parte.
El
diseño tiene una patente otorgada a la Universidad Michoacana por el Instituto
Mexicano de la Propiedad Industrial y esperan registrar dos o tres más que se
derivan de este mismo trabajo, pero con otros materiales. Han recibido algunas
propuestas de compradores, vendedores e inversionistas. Argentina, Brasil, Chile y España ya muestran
su interés en la aplicación para carreteras.
El
uso de este tipo de concreto se destaca el mercado arquitectónico: fachadas,
piscinas, baños, cocinas, estacionamientos, etcétera; en la seguridad vial y
señalamientos; en el sector de generación de energía, como plataformas
petroleras; y en cualquier lugar que se desee iluminar o marcar espacios que no
tengan acceso a instalaciones eléctricas, dado que no requiere un sistema de
distribución eléctrica y se recarga solo con la luz.
Cargar
este material, con luz natural o artificial, busca ofrecer nuevas funciones
lumínicas y térmicas al elemento de la construcción más utilizado en el mundo
con el objetivo de disminuir el consumo energético, generado por los sistemas
activos lumínicos y térmicos.
El
cemento convencional, según el investigador, generalmente pasa desapercibido
aunque forma parte del entorno. Sus ventas son indicadores de la economía de un
país, está en todas partes del mundo y es considerado el material más utilizado
por el ser humano después del agua.
Por
otro lado, existe el comercio de plásticos fosforescentes, los encontramos en
relojes, señalamientos viales y de seguridad, juguetes, artículos de
decoración, etcétera. La fosforescencia o fotoluminiscencia es un fenómeno
físico que algunos materiales tienen: El material absorbe la energía o luz
(solar o artificial); de dicho espectro de luz solo nos interesa la luz
ultravioleta, esta provoca en los pequeños cristales que se embeben en los
plásticos que sus electrones tengan un cambio en su nivel energético;
posteriormente los electrones vuelven a su estado de menor energía, en ese
salto se libera la energía acumulada o absorbida en forma de fotones o luz que,
dependiendo de la composición química de esos cristales, puede ser azul,
amarilla, verde, naranja, etcétera.
Lamentablemente,
la misma fuente de energía (rayos ultravioleta) que produce la fosforescencia o
fotoluminiscencia, también destruye y daña los plásticos rompiendo o
promoviendo la ruptura de las cadenas de polímeros que constituyen esos
plásticos. Por lo tanto, si uno piensa en inventar un cemento fosforescente o
cemento emisor de luz, tiene que enfrentar los retos de hacer un cambio en la
microestructura del cemento mismo, para que permita el paso de la luz a su
interior y, posteriormente, la luz generada en el interior del cemento salga al
exterior.
El
reto mayor es que no se deben utilizar polímeros sintéticos o resinas orgánicas
porque debemos crear nuevos materiales y nuevos productos sin afectar el medio
ambiente y, por otro lado, debe resistir la radiación ultravioleta sin
deteriorarse. La solución fue encontrada en la química inorgánica: producir un
cemento con propiedades ópticas diferentes permitiendo la transmisión y
reflexión de la luz.
Concluimos que el cemento y la luz se han
puesto hoy día al servicio de la arquitectura y la construcción de grandes
obras, donde el ingenio del hombre lleva a este material y a este fenómeno (concreto
y luz) a encontrarse con eficiencia energética.